Soy una persona que ha nacido en un país imaginario, es un lugar delimitado por unas líneas que se llaman fronteras, al este hay un río, allá en el norte una cordillera montañosa, por el sur tengo el mar y en el oeste han colocado una alambrada para que a mí y a mis vecinas y vecinos del otro lado nos quede claro hasta dónde podemos llegar.
Dentro de esta frontera tengo unos derechos y unas obligaciones.
Estas las han decidido unas personas que gobiernan mi país, ese lugar imaginario en el que he nacido.
Las personas que gobiernan han sido elegidas por quienes han nacido dentro de estas fronteras, o tal vez han heredado el cargo de sus antepasados/os, o han impuesto por la fuerza de las armas su condición de gobernantes o gobernantos.
Hoy me he levantado de la cama con ganas de explorar el mundo así que he preparado mi maleta y me he acercado a la playa de mi frontera en el mar.
O me he levantado con la necesidad de huir de la guerra que hay entre las líneas del lugar en el que he nacido, y con mi hija a upa y una bolsa de nada me he acercado a la montaña de mi frontera en el norte.
O me he levantado con suficiente energía para aventurarme en el viaje hacia una vida mejor, tal vez a cuidar personas mayores 24 horas al día, 7 días a la semana, 12 meses al año, y me he acercado a la alambrada de mi frontera en el oeste.
O me he levantado y, como cualquier otro día, me he preparado para ir a trabajar, he cogido mi ropa del armario, he atado mis botas, me he colocado la gorra y la pistola, y me he acercado al río de mi frontera en el este.
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