Soy Sonia, aunque realmente este no es mi nombre, es el pseudónimo con el que me conoce todo el mundo y que estrictamente le ha arrebatado el puesto a mi nombre auténtico, que solo aparece en las facturas.
Me quito las gafas cuando escribo porque no quiero ver más allá de mis narices, mejor dicho, lo que quiero es tener presente la realidad de mis ojos miopes. No me interesa un relato del exterior sino la impresión que él ha dejado en mi retina y detrás de ella. Por eso quizá mis escritos son un modo de traducción de lo que veo, escucho y siento en una metáfora que me ayuda a explicarme el mundo.