noviembre 5, 2024

ESTANTES DE PAPEL

Un blog donde fluye la creativad y la imaginación

5 de agosto

Con el rosario de la aurora Vitoria explotó en actividad mañanera mezclada con algunas almas cuyos cuerpos eran arrastrados hacia el abrazo de un Morfeo, que esa noche se había dejado llevar por la alegría del reencuentro con Celedón y, en el trajín de la fiesta había perdido su reloj.
El cuero de unas abarcas y el rojo de una falda honraban a la patrona de la ciudad, a las tradiciones y a la amistad en cada paso hacia la plaza más bella, esa donde empiezan y terminan todas las historias.
Un delicioso chocolate y su fiel acompañante, el más jugoso cruasán de la mañana juntaron generaciones, ideologías y destinos en un madrugador desayuno, la calle apenas había despertado o ni siquiera se había echado a dormir.
La visita a la anfitriona en su propia casa fue preciosa, allí todo eran colores y aromas, belleza en formato floral para llenar de agradecimientos y deseos su hornacina, abarcas y sayas cantaban con la danza de txistus y tamboriles en ese balcón repleto de vida.
Desde la misma torre que horas antes había dejado caer la llave de la diversión salían ahora sonidos de una danza de metal, cuatro gigantes de bronce lanzaban su legión de acordes gritándole a la ciudad el valor que tiene el recuerdo para la buena marcha del presente y la perfecta construcción del futuro.
Más bailes, ahora de gigantes, más música, fanfarres llegadas de lejos, muchas blusas, muchas faldas, chalecos, fajas, abarcas, muchos muchos vasos, litros y litros de alcohol para acompañar pintxos, charlas, declaraciones, confesiones, promesas…
El cantón de las pulmonías escucha tranquilo todo lo que sucede. Una ventana en el tercero se acaba de cerrar por una corriente de aire, una huella de kalimotxo en el cristal roto dibuja una imagen extraña, una zarpa, una garra… 

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