febrero 13, 2025

ESTANTES DE PAPEL

Un blog donde fluye la creativad y la imaginación

POR UNA FRAGANCIA.

Prometí a la abuela que estaría más tiempo en casa, pero ese despropósito no lo podía cumplir. Se preocupaba por mí, quería cuidarme, pero para ello tendría que estar más tiempo con ella, cosa que no deseaba.

Pasaba todo el día de reunión en reunión, en el gimnasio, corriendo o haciendo cualquier cosa con tal de no aparecer por casa, así que el apartamento era un desastre. Tal era el desorden, que la abuela, sin decirme nada, contrató los servicios de una empresa de limpieza para que enviara personal doméstico al domicilio.

Un día llegué a comer al mediodía. Me sorprendí al entrar, no porque el salón estuviese en orden o todo bien recogido, sino por el aroma. El perfume reinante me sorprendió, removiendo recuerdos. Agudicé nuevamente mis sentidos, absorbiendo de nuevo la fragancia. Me trasladé al pasado, a momentos mágicos, momentos cálidos, sexuales.

Inhalé de nuevo. La conocía, era de Jean Paul Gaultier. Notas de fondo: sándalo, haba tonka, ámbar, vainilla y cedro, las que perduran en el tiempo.

Busqué por toda la casa a la persona poseedora de esa fragancia que envolvía todo: no la hallé.

Necesitaba saber quién era, por lo que decidí no ir a trabajar esperando a la persona portadora de ese elixir. Pasé la tarde en casa, también el día siguiente.

El sonar de la llave en la cerradura calmó mi espera. Me levanté, enfrentándome a la puerta para ver bien quién la abriría.

Entró tranquilamente, me observó y me sorprendí.